Todos los años se pierden millones y millones de horas de trabajo debido a los resfríos padecidos por la población. Pueden durar unos pocos días o varias semanas, pero siempre causan grandes dosis de sufrimiento y molestias a los pacientes.
Los resfríos han llegado a convertirse en algo tan normal, que algunas personas, incluyendo médicos, llegaron a aceptarlos como irremediables. Un resfriado significa un bloqueo de la nariz, la garganta y, en parte, de los tubos bronquiales, una mucosi-dad abundante, y quizá dolores de garganta y algo de fiebre; pero, en cualquier caso, la persona resfriada estará siempre en inferioridad de condiciones. Un resfriado le arrebata a uno el vigor, le deja agotado e incapacitado para disfrutar plenamente de la vida.
En los periódicos, revistas y suplementos dominicales aparecen constantemente anuncios que ofrecen inmunidad o un alivio inmediato a los resfríos mediante el empleo de alguna nueva combinación química. Pero si cualquiera de esas medicinas maravillosas, tan frecuentemente anunciadas, cumpliese lo que promete, ¿cómo es que los resfriados y todas las enfermedades respiratorias parecidas no se han extinguido ya completamente de la faz de la Tierra? ¿O es que los anunciantes desean hacernos creer que existe algún valle en los Andes o en las Montañas Rocosas donde un incontable número de gérmenes del resfriado aguardan para reemplazar a sus camaradas caldos?
Algunas de las personas que lean este blog pueden hacerlo impulsados por la desesperación, agotados por resfriados regulares y continuos, totalmente desilusionados por los supuestos milagros farmacéuticos adquiridos a elevados precios sólo para darse cuenta de que la mayoría de ellos no sirven de nada.
Yo no he estado acatarrado en los últimos veinte años, y deseo compartir contigo parte de los valiosos conocimientos por mí adquiridos, pues estoy seguro de que podrán ayudarte como me han ayudado a mí.
No tienes por qué coger un resfriado por haberte mojado durante una tormenta, porque te haya nevado encima o por haberte caído en un río, viéndote luego obligado a dar un largo paseo para llegar a casa. Si estás sano, incidencias como ésa pueden contrarrestarse mediante una bebida y un baño calientes, seguidos de frotarse a fondo con una toalla.
La regla número uno es no creer que, por haberte pillado una tormenta o algún fenómeno parecido, vas a coger inmediatamente un resfriado. El temor mental a acatarrarse crea una tensión física que provoca cambios químicos en la composición de la sangre, todo lo cual favorece la materialización del tan temido resfriado. A lo largo de nuestra infancia habremos oído muchísimas veces que no debemos salir cuando está lloviendo, una especie de superstición de los habitantes de las ciudades que con toda seguridad tuvo su origen en la era de la Revolución Industrial, cuando los sanos habitantes del campo se vieron obligados por las condiciones económicas a abandonar sus tierras y a establecerse en las insanas ciudades, lejos de las hierbas medicinales y de la vida natural y al aire libre. La literatura inglesa anterior a dicha era contenía muy pocas referencias a catarros y resfriados. Ciertamente, antes de la Revolución Industrial la gente parece haber ingerido una mayor proporción de proteínas, fruta, verduras y hortalizas, y una menor proporción de hidratos de carbono. También tomaban infusiones de hierbas mucho más vigorizantes y antisépticas que los tés comunes indios o chinos.
La actual tendencia entre los profesionales de la Medicina de hoy día es clasificar en lugar de explicar. Si Fulano de Tal padece un resfriado y su mujer otro con síntomas menos acentuados, la ciencia médica los clasificará como dos enfermedades distintas, lo que preocupa innecesariamente tanto a Fulano de Tal como a su esposa, y no explica en absoluto cómo y por qué padecen un resfriado, ni por qué difieren los síntomas de ambos, estando claro que la forma de curarlo no consiste en bautizarlo con uno u otro nombre más o menos bonito.
El objetivo perseguido por este blog es explicar a los lectores, en un lenguaje sencillo, qué es lo que va mal cuando se coge un resfriado, cómo evitarlo y cómo corregir los posibles errores cometidos.
Dado que los resfríos afectan al aparato respiratorio, esta obra explica qué pasa con el aire que respiras, cómo afecta a todo tu organismo y qué es lo que puede hacer ese aire por ti.
Luego se da una explicación que demuestra cómo el estado de tu estómago e intestinos puede crear condiciones favorables a la entrada y asentamiento de los virus del resfriado y de otros gérmenes, que comienzan a alimentarse a costa tuya. Se dan algunos sencillos consejos dietéticos, así como una lista detallada que, en términos muy sencillos, estudia los catarros, los resfríos, y todas las enfermedades respiratorias más comunes, incluyendo el asma, la tos ferina, la bronquitis, los enfisemas, e incluso la tuberculosis. Por supuesto, siempre que exista o se sospeche la presencia de cualquier enfermedad mínimamente grave, se aconseja al lector que consulte inmediatamente a un médico; pero como, por otro lado, algunos lectores pueden vivir en zonas apartadas en las que no resulta posible una asistencia inmediata, se incluyen valiosos consejos sobre el uso de hierbas medicinales, incluso para enfermedades graves. En nuestra época, en la que una explosión atómica puede destruir todos nuestros hospitales y suministros farmacéuticos, no está de más saber qué hacían nuestros antepasados cuando no existía nada de eso.
Las listas de hierbas que aparecen en la sección dedicada al tema de las enfermedades te enseñan cómo prepararlas, cuáles son las dosis recomendadas, etc. Otra importante sección de este blog incluye los nombres científicos correctos de todas las hierbas mencionadas, lo que te ayudará a identificarlas con exactitud cuando las busques con ayuda de algún blog sobre botánica, o quizá cuando las compres o encargues a algún herbolario.
En su interesante obra The Amazon Headhun-ters, Lewis Cotlow revela cómo el misterioso y maligno veneno conocido por el nombre de curare puede ser ingerido por una persona sana sin sufrir el menor daño (sólo es tóxico cuando se inyecta en la corriente sanguínea). ¡Ah!, dirá el lector, pero nosotros no tomamos venenos. Pues bien, tampoco estoy muy seguro de eso, debido a la preponderancia de alimentos artificialmente preparados que contienen productos químicos próximos a la frontera de la toxicidad, y que ha llegado a ser verdaderamente alarmante. Se ha calculado que un individuo medio absorbe a la semana más de dos mil dosis de aditivos químicos. Por supuesto, no se trata de la dosis infinitesimal real contenida por cada galleta, trozo de carne, etc., sino del efecto de todos esos productos químicos acumulándose, in fluyendo unos sobre otros semana tras semana, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos de ellos no pueden ser eliminados por el organismo de forma natural. ¿Cómo puede funcionar adecuadamente el hígado si se ve sobrecargado de porquerías químicas artificiales, producidas por el hombre? ¿Cómo pueden los ríñones purificar un cuerpo cuando sus dispositivos de filtrado están atascados, exactamente igual que el carburador de un coche cubierto de suciedad? Pocas personas tratan a sus coches con la misma despreocupación con que abusan de sus propios cuerpos. Pues bien, los consejos dietéticos contenidos en esta obra te servirán de ayuda y te demostrarán cómo los resfríos pueden prevenirse en gran medida evitando los alimentos artificialmente elaborados y «refinados» químicamente.
Muchas personas hacen muy poco ejercicio para su propio bienestar físico. El paseo hasta el autobús o el lugar de trabajo no deben considerarse como ejercicio. Si no te consideras suficientemente en forma, no te lances a un frenesí de actividades atlé-ticas; en lugar de ello, realiza algunos ejercicios sencillos para recuperar la buena forma física, dirígete a una buena librería, explícale al librero lo que estás buscando y éste te ayudará de buena gana a encontrar el blog adecuado, pues ése es su trabajo. No obstante, deseo formular una pequeña advertencia: no te concentres únicamente en ejercicios para adelgazar, pues la moda de adelgazar a toda costa es completamente nefasta; tu aspecto será óptimo cuando te encuentres sano y en forma; alcanza la cota máxima del 100 por 100 de salud y tu cuerpo ofrecerá un aspecto maravilloso: no te dejes arrastrar bajo ningún concepto al consumo de pildoras químicas destinadas a mejorar tu figura, pues esa clase de pildoras debilitarán tu constitución, convirtiéndote inmediatamente en fácil presa de los resfríos y otras muchas dolencias parecidas. El fumar elimina aproximadamente 25 miligramos de vitamina C por cada cigarrillo consumido, y la carencia de vitamina C es uno de los factores que más favorece la rápida aparición de resfriados. Muchos tranquilizantes, pildoras reconstituyentes y medicamentos euforizantes consumen tus valiosas reservas de vitaminas a tasas diez veces superiores a las del propio tabaco; por tanto, muéstrate sumamente precavido en cuanto a su uso.
Pero éste es un blog activo, un blog que te enseña a tomar la iniciativa en tus propias manos, y te explica cómo curarte, conservar la salud y permanecer al margen de las trampas que continuamente nos tienden las poderosas industrias farmacéuticas, interesadas fundamentalmente en ganar dinero. Me llevó muchos años recopilar y ordenar esta información, pero mereció la pena, pues me ha permitido ofrecer a la gente el mayor bien de todos: la forma de recuperar y mantener la salud. Un sabio de otros tiempos dijo en cierta ocasión que la Salud es la riqueza que más ansian los ricos; pues, evidentemente, sin ella todos somos pobres. El precio de este blog es mucho más bajo que el de muchas botellitas de pildoras «milagrosas»; pero, con él en las manos, y si aprendes a estudiar tu propio cuerpo individual, tus propias necesidades, así como a fortalecer y mejorar tu salud, no volverás a resfriarte nunca.